El fin de las vacaciones de verano es un momento crítico para colegios y universidades. La llegada de nuevos alumnos en los distintos grados de la educación obligatoria, así como la matriculación de nuevos estudiantes en titulaciones de Grado y Posgrado en la educación superior muchas veces plantean un desafío logístico y espacial.
Nos referimos a un problema que requiere de soluciones inmediatas y que deben ser aplicables y efectivas durante todo el curso académico, y ahí es donde entra en juego la arquitectura modular, que se erige como la mejor opción para aplacar los problemas derivados de la elevada demanda académica y formativa en colegios, academias, universidades y centros de estudios en general. Las virtudes del uso de los módulos prefabricados en estas situaciones han demostrado ser numerosas y decisivas para mejorar la experiencia tanto de estudiantes como de docentes.
Soluciones modulares adaptadas a cada centro
Si bien cada centro cuenta con unas peculiaridades únicas, sobre todo en cuanto a capacidad se refiere -una universidad y una academia pueden tener importantes diferencias de espacio, dado que las plazas máximas en cada recinto son dispares-, el problema que se plantea es el mismo en ambos supuestos y, por ende, la solución se enfoca desde un prisma común.
Eso quiere decir que, si bien es preciso tener en cuenta las características especiales de cada centro para plantear soluciones eficaces a corto y largo plazo, el enfoque parte de un punto en común: usar la flexibilidad y gran capacidad de adaptación de la arquitectura modular para plantear una alternativa a las soluciones de obra convencional, inviables muchas veces dado el tiempo que lleva finalizarlas y el carácter permanente que las caracterizan.
Y es que, si algo deben ser estas soluciones modulares, pondríamos flexibles como el primer elemento de la lista. Porque la adaptación es esencial, pero las necesidades de cada centro pueden cambiar no ya de curso a curso, sino durante el mismo. De ahí que una solución que permita replantear la concepción y distribución del espacio es tan importante, y por eso los módulos prefabricados son una alternativa plausible y muy apreciada en el sector educativo.
Ventajas del uso de espacios modulares en entornos académicos
Casi todos los puntos fuertes de la arquitectura modular son transversales, es decir, se extrapolan a cualquier sector y entorno. Pero es la ambivalencia y la flexibilidad las que realmente se dejan notar en el sector formativo, donde queda patente que la enorme variedad de entornos exige una solución adaptada a todos ellos manteniendo todas sus características y sin comprometer sus prestaciones por una solución rígida y poco práctica.
Es precisamente lo que ofrecen los módulos prefabricados en el sector educativo, tal y como te contamos en Algeco. Las aulas prefabricadas son el mejor recurso para que centros de formación de cualquier clase puedan atender la alta demanda de matriculaciones y habiliten un espacio que reúna las características que se necesita para que alumnos y profesores puedan desempeñar sus roles sin sobresaltos.
Además, recurrir a la arquitectura modular supone apostar por soluciones flexibles que permitan combatir los problemas de espacio que pudieran surgir en el futuro, gracias a la rapidez en la distribución que permiten estos elementos. Una ventaja que puede marcar la diferencia si estos problemas surgen durante el curso académico, y que permiten garantizar una enseñanza de calidad y un correcto desarrollo del curso.
El incremento en las matriculaciones, con índices al alza año tras año, exigen soluciones modulares a corto y a largo plazo. Las universidades absorben buena parte de la demanda de la educación superior tras la superación de las EBAU, algo que implica que aquellas universidades más antiguas pueden plantear problemas inesperados de espacio si la suma de los nuevos estudiantes con los ya matriculados supera el umbral de plazas físicas disponibles en las aulas.
De ahí que en Algeco enfoquemos las soluciones modulares desde dos enfoques: el inmediato y el permanente. Con las soluciones inmediatas se logra añadir un espacio adicional plenamente equipado y funcional, que permitirá que alumnos y profesores lleven a cabo sus labores adecuadamente.
Por otro, se dota al centro de una garantía funcional y eficaz en caso de cronificación del problema de la falta de espacio, así como se permite la propuesta de nuevas soluciones modulares con distribuciones distintas en caso de que el colegio, la universidad o la academia vea modificadas sus necesidades con el paso del tiempo.